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Programa 3 | Noroeste

Actualizado: 7 may 2019

El noroeste es un paisaje cargado de claroscuros: la opulencia de los Caballos del Vino contrasta con el desamparo de las pequeñas poblaciones

Los Caballos del Vino descendieron esta mañana adornados con oro y los rostros de los miembros de las peñas caballistas de Caravaca. “Nos preparamos todo el año solo para esto”, nos cuenta Juan López, coordinador de la Casa Museo de los Caballos del Vino. Las vestimentas de los equinos ganadores de otros años adornan las paredes del museo. Colgadas ahí, parece inverosímil que con ellas los caballos y los caballistas puedan recorrer los ochenta metros de la carrera en poco más de siete segundos.


Muchos de esos ropajes cumplieron recientemente cien años. Por aquel entonces la festividad era más modesta y se empleaban las colchas de las camas de matrimonio para engalanar a los caballos. Poco a poco la competitividad fue creciendo y se convirtió en una disputa sana entre vecinos, que evolucionó hasta lo que conocemos hoy.


El evento atrae cada vez a más turistas al año y es posible que pronto sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. “Es una seña de identidad y una de nuestras traiciones más arraigadas”, afirma con orgullo el alcalde de Caravaca de la Cruz, José Moreno.


No es el único municipio que tiene algo que celebrar. El director de la cooperativa del arroz de Calasparra posa orgulloso tras una gigantesca montaña de arroz que roza el techo de la nave, a la espera de ser limpiado y separado de la cáscara. “De manera natural nuestro arroz es muy consistente, poco pegajoso, ideal para cocinar”, asegura. Aunque la mayor fuente de ingreso de la zona sea el cultivo de fruta, el arroz de Calasparra es un distintivo de la comunidad por ser el único con denominación de origen protegida en la zona. Los vecinos no lo dudan: “el mejor arroz del mundo, José díselo”, apremia una mujer a su marido.


La pareja monta en su coche y sale por las calles de Calasparra. A una hora de allí, en Benizar, el paseo por carretera se ha convertido en toda una odisea. Los vecinos dieron el salto a la televisión nacional, por no votar en las elecciones del 28A, pero “ese no era el plan inicial, acordamos no votar en las municipales, pero las generales se adelantaron y decidimos protestar también ese día”, matiza la tesorera de la Asociación de vecinos de Benizar, Adelaida Valero.


Los tramos que conectan a la pedanía con el exterior están abandonados y el tránsito es muy complicado. “Tenemos miedo de las próximas lluvias”, lamenta. No es el único problema al que se enfrentan los vecinos, ni el que menos asusta. Las calles se encuentran totalmente vacías. “El hospital más cercano es el de Caravaca, lo tenemos a 47 kilómetros. Muchas veces la ambulancia ha tardado cinco horas en llegar”, denuncia. Un matrimonio de avanzada edad se queja de que “todo se paga como allí [la capital] y allí no falta un detalle, no nos hacen caso”. Un vecino llega a afirmar que el ayuntamiento de Moratalla, del que dependen, les ha “cerrado el grifo, para pagar las pasadas fiestas tuvimos que hacer una colecta entre los vecinos, y allí trajeron a Kiko Rivera”.


Las pasadas elecciones pusieron el foco en la “España vaciada”, pero solo el tiempo dirá si esto se reduce a tiempos electoralistas o si el nuevo Gobierno y la oposición venían cargados de buenas intenciones. Por el momento parece que a Benizar le queda mucho tiempo para solventar su situación, pero a sus vecinos afirman que lo que se le está agotando es la paciencia: “Moratalla llegó a ser el municipio que más dinero llegó a recibir en toda España, y en 20 años no hemos visto nada. Y otros 20 pasarán hasta que arreglen la carretera”.


El toque dulce de Llévame Contigo lo ponemos adentrándonos dónde más nos gusta, en la cocina. Elisa cocinará unos riquísimos rollos de anís tras perder contra Ada el programa especial que realizamos en Semana Santa. ¿Cómo se le dará la cocina esta vez?.


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