Dos años después del estallido de la polémica por las aguas del Mar Menor, visitamos sus 73 km de costa para comprobar su estado
Atrás queda el color verdoso que tanto alarmó a los turistas y habitantes de la zona del Mar Menor, pero las aguas continúan turbias.
Aunque todas las partes de este conflicto mediambiental presumen de cordialidad, en las profundidades de esta problemática pueden verse muchas aristas que podrían suponer un problema en el futuro.
Por el momento, tanto la Cofradía de pescadores de San Pedro como la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) mantienen un diálogo pacífico. ANSE elogia las medidas del patrón mayor sobre el control de pesca, " son mucho más restrictivas que la normativa europea" asegura el director de la asociación, Pedro García. Desde la Cofradía quieren dar un paso más allá y están preparando un censo de pescadores para poner coto a la caza furtiva. Esto no parece contentar a algunos de los profesionales del sector, que temen sanciones.
Desde la agrupación ecologista preparan un estudio que podría cambiar nuestra forma de ver una de las especies más abundantes y desconocidas de la laguna salada: la anguila europea. En peligro de extinción a nivel mundial, esta criatura ha sorprendido a ANSE tras rastrear sus movimientos migratorios.
"Abandonan el Mar Menor para viajar hasta el mar de Sargazos, en el océano Atlántico y recorren el trayecto sin alimentarse" afirma con entusiasmo. Tras reproducirse mueren y su descendencia vuelve al Mar Menor, cerrando el ciclo de esta increíble travesía.
Desde ANSE se muestran optimistas con el estado del Mar Menor, "creemos en la juventud, está más concienciada, no creo que estemos en una situación de no retorno", incide García.
Quienes también continúan con optimismo con el Mar Menor es la hostelería. Desde Cabo de Palos se erige el restaurante La Palera, un restaurante cargado de ambiente costero y toques internacionales. Nos recibe Jose Cremades con una reinterpretación de la ensaladilla con toques cítricos y unas tortas de maíz a modo de rosquilla. A lo lejos se escuchan los carnavales de la población. Redes y husos de pesca hacen las veces de divertidos disfraces que dan al lugar un cálido ambiente festivo.
No toda la celebración se encuentra en los carnavales. Salinera española S.A., uno de los grandes motores de la economía del Mar Menor, celebra una gran entrada al 2019. Carlos Alarcón, Coordinador de Calidad y Medio Ambiente de empresa, también aprecia mejoría en el Mar Menor. "Estamos en la parte contraria del foco de contaminación, por lo que no afectó a la calidad de la sal", suspira aliviado.
A quien sí pudo afectar la contaminación fue a la pesca del langostino, uno de los productos más preciados del Mar Menor. El deterioro de su ecosistema podría haber comprometido gravemente su supervivencia. Tandas y tandas de este manjar continúan saliendo de la lonja de San Pedro. Quienes lo compran suelen desconocer su método de captura, un sistema complejo y centenario que puede verse a vista de pájaro. Desde Llévame Contigo nos fue imposible encontrar a alguien capaz de identificar esos corazones que se dibujaban en el mar, "¿la imagen está retocada?", pregunta un viandante por la calle.
Lo que definitivamente no necesita de retoques es el compromiso de la población por el Mar Menor, que ha sido capaz de unir a partes de la contienda que se creían irreconciliables. El futuro se ve prometedor de continuar con esta tónica, que solo se mantendrá así con el compromiso de todos.